X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

la parte de la espalda; luego, en el momento en que retiraba su mano, aplast� el traje
contra la fisura. Konski se sentó inmediatamente encima -. Bueno - dijo alegremente -, ya
lo hemos obturado. Ahora no nos queda m�s que esperar.
Empec� a preguntarle por qu� simplemente no se hab�a sentado sobre la fisura con el
traje puesto; luego me di cuenta de que la parte del traje sobre la que estaba sentado se
deformaba con la aspiración... necesitaba un trozo liso para que sujetara la viscosa
materia de los balones.
- D�jeme ver su mano - pidió Knowles.
- No es gran cosa. - Pero Knowles se la examinó de todos modos. Mir� y me sent�
enfermo. Ten�a una marca como un estigma en la palma, una rezumante herida
sanguinolenta. Knowles hizo una compresa con su pa�uelo y utilizamos el m�o para
vendarlo.
- Gracias, caballeros - dijo Konski, y luego a�adió -: Tenemos que matar el tiempo.
�Qu� les parece una partidita?
- �Con sus cartas? - preguntó Knowles.
- �Vamos, se�or Knowles! Bueno... no importa. No est� bien que los pagadores tengan
que pagar. Hablando de pagar, �se da cuenta de que ahora estamos trabajando en baja
presión, se�or Knowles?
- �Por una diferencia de seiscientos cuarenta gramos?
- Estoy seguro de que el sindicato lo considerar� as�... dadas las circunstancias.
- Supongamos que soy yo quien se sienta en la grieta.
- Pero la tarifa se aplica tambi�n a los ayudantes.
- De acuerdo... �triple sueldo?
- Eso concuerda m�s con su generoso car�cter, se�or Knowles. Espero que tengamos
una larga y agradable espera.
- �Cuan larga cree usted que puede ser, Gordo?
- Bueno, no creo que necesiten m�s de una hora, incluso aunque tengan que venir
desde Richardson.
- Hummm... �qu� le hace creer a usted que nos buscar�n?
- �En? �Es que su oficina no sabe dónde est� usted?
- Me temo que no. Les dije que ya no volver�a hoy.
Konski pensó en las implicaciones de aquello.
- Yo no he entregado mi tarjeta de horarios. Sabr�n que todav�a estoy dentro.
- Seguro que lo sabr�n... ma�ana, cuando su tarjeta no aparezca en mi oficina.
- Hay ese tipo de la puerta. Sabr� que somos tres los que estamos aqu� dentro.
- Suponiendo que se acuerde de dec�rselo a su relevo. Y suponiendo que no haya
quedado atrapado dentro tambi�n.
- S�, supongo que s� - dijo Konski pensativamente -. Jack... ser� mejor que deje de
darle a esta luz. Lo �nico que hace es gastar m�s ox�geno.
Permanecimos sentados all� en la oscuridad durante un largo tiempo, especulando
acerca de lo ocurrido. Konski estaba seguro de que hab�a sido una explosión; Knowles
dec�a que le recordaba una ocasión en que hab�a visto un cohete estrellarse contra el
suelo. Cuando la conversación empezó a languidecer, Konski contó algunas historias. Yo
intent� contar tambi�n una, pero estaba tan nervioso... tan asustado, deber�a decir... que
fui incapaz de recordar el final. Sent�a deseos de gritar.
Tras un largo silencio, Konski dijo:
- Jack, d�le otra vez a la luz. Se me ocurre algo.
- �Qu�? - preguntó Knowles.
- Si tuvi�ramos un parche, podr�a usted ponerse mi traje e ir en busca de ayuda.
- No tenemos ox�geno para el traje.
- Por eso he dicho de ir usted. Es el m�s peque�o de los tres... hay suficiente aire
dentro del propio traje como para permitirle llegar a la otra sección.
- Bien... de acuerdo. Pero �qu� va a utilizar como parche?
- Me sentar� encima.
- �En?
- Sobre esta enorme, redonda y sonrosada cosa que utilizo para sentarme. Me quitar�
los pantalones. Si pongo una de mis nalgas sobre este agujero, seguro que queda
completamente obstruido.
- Pero... No, Gordo, no puede. Mire lo que le ha ocurrido en la mano. Se le producir�
una hemorragia por debajo de la piel y estar� desangrado antes de que yo regrese.
- Le apuesto dos contra uno a que no... cincuenta, si quiere.
- Y si gano, �cómo lo har� para cobrarle?
- Es usted muy listo, se�or Knowles. Pero mire... tengo dos o tres cent�metros de grasa
envolvi�ndome. No sangrar� mucho..., m�ximo me quedar� una marca como un fresón,
no m�s.
Knowles agitó la cabeza.
- No es necesario. Si no nos movemos mucho, tenemos suficiente aire para varios d�as.
- No es el aire, se�or Knowles. �No ha notado que empieza a hacer fr�o?
Yo lo hab�a notado, pero no le hab�a dado importancia. En mi angustia y temor, el sentir
fr�o me parec�a algo de lo m�s normal. Ahora empezaba a pensar al respecto. Cuando
perdimos la l�nea que nos proporcionaba la energ�a, tambi�n perdimos la que nos
proporcionaba el calor. Cada vez har�a m�s fr�o, y m�s fr�o... y m�s fr�o.
El se�or Knowles tambi�n se dio cuenta de aquello.
- De acuerdo, Gordo. Vamos con ello.
Me sent� sobre el traje mientras Konski se preparaba. Tras quitarse los pantalones,
cogió uno de los balones - testigo, lo reventó y untó con la materia viscosa toda su nalga
derecha. Luego se giró hacia m�.
- De acuerdo, muchacho... abandone el nido. - Quitamos r�pidamente el improvisado
parche, sin perder mucho aire, aunque la fisura silbaba fuertemente. Se sentó encima -.
Cómodo como un blando sillón, amigos - sonrió.
Knowles se metió apresuradamente en el traje y se fue, llev�ndose consigo la linterna.
Volvimos a quedarnos en medio de la oscuridad.
Tras un cierto tiempo, o� la voz de Konski:
- Hay un juego al que podr�amos jugar en la oscuridad, Jack. �Juega usted al ajedrez?
- Bueno, s�... a veces he jugado.
- Es un buen juego. Yo sol�a jugarlo en la c�mara de descompresión, cuando estaba
trabajando bajo el Hudson. �Qu� le parece a veinte por lado, sólo por darle un poco de
inter�s?
- �Eh? Bueno, de acuerdo. - Hubiera podido decir cien; no me importaba en absoluto.
- Estupendo. Peón de rey a tres rey.
- Oh... peón de rey a cuatro rey.
- Convencional, �eh? Me hace recordar a una chica a la que conoc� en Hoboken... - Lo
que me contó no ten�a nada que ver con el ajedrez, aunque probaba que la chica s� era
convencional, seg�n y como se mirara -. Alfil de rey a cuatro alfil de reina. Recu�rdeme
que le hable tambi�n de su hermana. Parece que no siempre hab�a sido pelirroja, aunque
ella quer�a que la gente creyera que s�. As� que ella... oh, perdón. Le toca mover a usted.
Intent� pensar, pero mi cabeza daba vueltas.
- Peón de reina a tres reina.
- Reina a alfil de tres rey. De todos modos, ella... - siguió hablando, con grandes
detalles. Lo que contaba no era en absoluto nuevo, y dudo de que realmente le hubiera
ocurrido nunca a �l, pero me distra�a. Sonre�, all� en las tinieblas -. Es su turno - a�adió.
- Oh. - Ya no me acordaba del tablero. Decid� enrocar, una maniobra siempre
conveniente al principio del juego -. Caballo de reina a tres alfil de reina.
- Reina toma su peón de alfil rey... y jaque mate. Me debe usted veinte, Jack.
- �Eh? �Es imposible!
- �Quiere que comprobemos los movimientos? - Los comprobamos.
Consegu� visualizarlos. Luego dije:
- �Me dar�a de bofetadas! �Me ha hecho usted el mate del pastor!
Se echó a re�r. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • dancemix1234.keep.pl
  • Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.